LOS HEMISFERIOS Y LA IMPORTANCIA DE SER CREATIVOS
A veces ser creativo significa crear una obra de arte. A veces ser creativo significa encontrar nuevas soluciones a viejos problemas en la vida personal. A veces ser creativo significa proponer asociaciones nuevas entre ideas, procesos o planteamientos que nunca antes habían estado juntos en un proyecto profesional. Tal y como dijo Federico García Lorca, «poesía es la unión de dos palabras que uno nunca supuso que pudieran juntarse, y que forman algo así como un misterio».
En una civilización que avanza hacia su autodestrucción, cegada por el falso paradigma de un crecimiento económico constante y que no sabe reaccionar ante la proximidad de un calentamiento global irreversible, ser creativo –a todos los niveles– es cada vez más necesario. Mejor dicho, es imprescindible. Hay que apostar por el cambio de paradigma, descubrir nuevos recursos, implementar nuevas estrategias, encontrar nuevas soluciones, flexibilizar nuestro mapa de la realidad para reconducir una situación de extrema urgencia.
Aunque actualmente el discurso neurocientífico insiste en recordarnos que la mayoría de procesos cerebrales que se localizan en el hemisferio izquierdo requieren de la intervención y coordinación con el derecho para su completo desarrollo y viceversa, resulta, igualmente, un hecho ampliamente aceptado, que el hemisferio derecho actúa de forma más holística, creativa y empática que el izquierdo. Donde el hemisferio izquierdo se ocupa de la lógica, el lenguaje, el presente y el pasado, el conocimiento y el reconocimiento, la realidad y los procesos lineales, el derecho usa los sentimientos, contempla los paisajes, los conjuntos, los sistema, percibe el espacio, se centra en el futuro, cree, imagina, toma riesgos, crea.
Para ser más creativos, intuitivos y empáticos se trataría, por lo tanto, de desarrollar capacidades que se sitúan principalmente en nuestro hemisferio derecho.
ESPAI PHILAE ofrece prácticas que favorecen el desarrollo del hemisferio derecho a través de ejercicios, juegos, experiencias y herramientas generadas en el campo del saber de las artes escénicas. Es decir, en un ámbito profesional que es por definición emocional, creativo, empático y abierto a las percepciones complejas.
Uno podría preguntarse si estas capacidades son innatas o si se pueden aprender de la misma forma que se aprenden y desarrollan ciertos conocimientos lógicos, discursivos o matemáticos que utilizan signos codificados; si lo intuitivo, sentimental, creativo, atmosférico o visionario es desarrollable, y en caso de respuesta afirmativa, cómo se puede lograr. La respuesta es sí. Sí se pueden desarrollar las capacidades del hemisferio derecho. La plasticidad neuronal del cerebro así lo permite. ¿Cómo? A través de la práctica de la actividad más creativa, intuitiva y empática que ha inventado el ser humano: el Arte.
Por consiguiente, empieza a ser hora de dar a las artes un mayor reconocimiento social y político. Del mismo modo que las sociedades modernas van dejando las tareas propias del hemisferio izquierdo en manos de la nuevas tecnologías, encontrar soluciones creativas, emocionales y humanistas (propias del hemisferio derecho) resulta cada vez más importante.
Y es en la larga tradición de la formación de actores y actrices donde más y mejor se han creado herramientas eficaces para poner en marcha y potenciar este motor de creatividad, humanidad y contacto con la espiritualidad, tan necesario en los tiempos que vivimos.
ESPAI PHILAE es la casa del conocimiento y la consciencia que se adquiere a través del Arte. O, más concretamente, de las herramientas que el Arte ha desarrollado a lo largo de la historia de sus procesos formativos. Estas herramientas están al alcance de todo el mundo que desee desarrollar las habilidades artísticas, expresivas y emocionales de su hemisferio derecho y como consecuencia, su capacidad de desarrollo personal, afectivo y sistémico.
LO MÁS IMPORTANTE ES DAR EL PRIMER PASO
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