El teatro como motor de cambio
Muchos y muchas de vosotros os debéis de estar preguntando cómo vamos a salir de esta época de pandemia. Qué consecuencias conllevarán los cambios y restricciones que se están llevando a cabo. Hasta cuándo podremos sostenerlo.
Es evidente que va a haber no solo consecuencias económicas y sociales de gran magnitud, sino también consecuencias psicológicas que pueden derivar en alteraciones dentro del ámbito de la salud mental, física y/o emocional: depresiones, alteraciones del sueño, fobias, estrés, angustia, problemas estomacales, hernias, disfunciones sexuales, disfunciones hormonales, y un largo etcétera.
La incertidumbre juega un papel clave. Y cuando esta variable irrumpe en nuestras vidas es preciso poner orden, necesitamos agarrarnos a algo que nos dé una sensación de seguridad. Y sí, hay un camino para hacerlo: cuando el exterior se hunde, es preciso que nos organicemos internamente. Por eso queremos hablaros de la tarea que llevamos a cabo todo el equipo de profesionales de Espai Philae.
En los últimos veinte años, se ha demostrado efectivamente y cada vez con más contundencia la increíble eficacia que tienen las artes escénicas en contextos sociales. Es por ello que cada vez son más apreciadas y solicitadas las herramientas del teatro en el trabajo personal y comunitario.
Uno de los teóricos de referencia en artes escénicas aplicadas es el británico François Matarasso. En un artículo suyo de 1997, ya señalaba el extraordinario impacto social que podían tener estas artes en aspectos como:
• El desarrollo personal, incrementando la confianza y la autoestima.
• La cohesión social, puesto que reducen el aislamiento, promueven la tolerancia, contribuyen a la resolución de conflictos y fomentan las relaciones intergeneracionales.
• El empoderamiento comunitario, porque fomentan la reflexión y la expresión de ideas sobre cuestiones sociales y políticas.
• La mejora de la imagen y la identidad locales, puesto que fortalecen el sentimiento de pertenencia y mejoran la imagen de los grupos más vulnerables.
• La imaginación y visión, porque desarrollan la creatividad, ayudan a la reflexión alrededor de valores, significados y deseos, así como a la creación de nuevas relaciones.
La salud y el bienestar, mejorando el bienestar personal y la calidad de vida de las personas con problemas de salud.
Gracias a las herramientas del teatro, hombres y mujeres de todas las edades se descubren, se muestran, manifiestan sus emociones y expresan qué necesitan y qué desean ser; el teatro nos empodera porque nos afirma como personas singulares y valiosas, cada una desde su diferencia, autenticidad y vulnerabilidad. El teatro nos aporta conocimiento de nosotros mismos, cohesiona los grupos y nos proporciona una identidad personal y social.
No estamos hablando, sin embargo, del teatro convencional y de sus circuitos comerciales, sino del teatro aplicado al crecimiento personal. Estamos hablando de un ámbito que nos ayuda a vivir, a ser más felices y a ser mejores personas y, como consecuencia, nos hace más empáticos, solidarios, humanos y conscientes. La autoconsciencia es necesaria para interpretar el mundo y responder creativamente a sus novedades e incertidumbres. Además, nos permite alterar nuestros patrones de conducta inconscientes y que afloren otros nuevos de una manera reflexiva. Debemos abandonar los “por qués”, debemos dejar de responsabilizar al exterior. Es momento de empezar a tomar las riendas y a asumir nuestra co-responsabilidad ante los hechos que vivimos. Es momento de comprender de qué estamos hechos y cómo reaccionamos y actuamos ante los acontecimientos, inciertos e imprevisibles, que ahora nos toca vivir. Es el momento de fomentar una ética personal que nos ayude a transitar hacia un cambio de paradigma que es ya inevitable, para no caer presas del pánico al que nos empuja la ignorancia.
El Teatro es pues, cada vez más necesario. Es la conexión con la vida y la fuerza interior, es una fuente de conocimiento que nos nutre y nos da herramientas para avanzar, como individuos y como sociedad, hacia un futuro más humanista, sostenible y espiritual. Teatro contra el pánico.