La posibilidad de entrar en contacto con el cuerpo
A menudo escuchamos por primera vez la recomendación de “entrar en contacto con el cuerpo” en una clase de teatro, y nos parece sorprendente.
¿Cómo?
¿Hay que entrar en contacto con el cuerpo?
¿Por qué?
¿Acaso no estamos siempre en contacto con el cuerpo?
La respuesta es, efectivamente, NO.
La pregunta tiene carga poética, supone una paradoja. La respuesta aclara la pregunta. Sí, hay que ponerse en contacto con el cuerpo porque tendemos a estar secuestrados por nuestros propios pensamientos, por un quehacer diario acelerado, estresante, dominado por la prisa, la ansiedad y el mandato constante de los “debería” y los “no debería”.
Sin embargo, nos encontramos a menudo con personas que nos preguntan:
De acuerdo, es importante entrar en contacto con el cuerpo, dejar que el cuerpo hable, permitir que el cuerpo fluya, escuchar lo que el cuerpo nos dice. Pero… ¿cómo exactamente? Lo intento pero no lo consigo. Mi mente corre a toda velocidad y no puedo pararla. Algo interfiere constantemente en mi deseo de conectar con mi cuerpo y no sé qué hacer.
Son muchas las voces en el campo de la medicina, la terapia o el coaching que recomiendan formas de meditación para detener el funcionamiento acelerado, confuso y estresante de la mente. También la neurociencia ha demostrado que la práctica de la meditación modifica el cerebro y proporciona recursos para el autoconocimiento, la serenidad y las actitudes propositivas.
Si nos fijamos descubrimos que un porcentaje muy alto de las prácticas de meditación consisten en observar la respiración. O más concretamente, atender el movimiento de nuestra respiración en el cuerpo. Y este es, efectivamente, el mejor camino a seguir. Sin darnos cuenta y en la medida que el movimiento de la respiración se extiende por tronco, cabeza y extremidades, estaremos entrando en contacto orgánico y verdadero con nuestro cuerpo.
Si lo conseguimos ya habremos abierto la primera y más importante puerta.
A continuación se tratará de observar qué hay detrás de esaa puerta. ¿Qué sensaciones sentimos y dónde? ¿Podemos movernos o dejarnos mover desde ese estado?
Nos disponemos a escuchar estímulos internos pero también externos. Nos dejamos mover. Es el cuerpo, por supuesto, quien se mueve. Y todo lo que tenemos que hacer es no interferir: desbloquearnos y permitir que los impulsos internos se desarrollen. Fluir.
A partir de ese momento van a abrirse más puertas. Podemos descubrir muchos más aspectos, cualidades de movimiento y energías ocultas albergadas en el inconsciente que desconocíamos. Empezamos a confiar en la sabiduría de nuestro cuerpo, nuestra intuición, nuestras sensaciones y nuestro movimiento auténtico. Podemos, al fin, soltar el control, la hegemonía de la mente, y abrirnos a la incertidumbre de lo desconocido, del no saber, del asombro de vivir cada momento en toda su plenitud. Nos cargamos de energía, elevamos el sistema immune y entramos en un juego experiencial inacabable, del que siempre obtendremos el retorno de sabernos más humanxs, empáticxs, sensibles, sabixs y fuertes.
Es por ello que una de nuestras máximas aspiraciones es haceros entrar en contacto con las ilimitadas posibilidades de nuestro cuerpo, ya sea a través de la consciencia corporal (Mover y Conmover), la voz y el canto (Cuerpo libre, voz libre), las artes marciales (Aikido), el movimiento (5 ritmos) o el teatro (Teatro y Consciencia, Improvisación).
Queremos compartir con vosotrxs nuestra propia experiencia como profesionales de las artes escénicas. Y juntxs emprender el maravilloso viaje que nos conecta con el presente, con nuestros impulsos internos, con nuestra capacidad de escucha y con nuestras posibilidades expresivas.
Os recomendamos que os mantengáis atentxs a los próximos cursos y a la oferta formativa 2021-2022, pues va a ser un regalo para el alma.